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viernes, 17 de febrero de 2012

Gustavo Adolfo Bécquer



  Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y, otra vez, con el ala a sus cristales
      jugando llamarán;
pero aquéllas que el vuelo refrenaban            
tu hermosura y mi dicha al contemplar,
aquéllas que aprendieron nuestros nombres...
      ésas... ¡no volverán!


  Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,               
y otra vez a la tarde, aun más hermosas,
      sus flores se abrirán;
pero aquéllas, cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer, como lágrimas del día...                 
      ésas... ¡no volverán!


  Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón, de su profundo sueño
      tal vez despertará;                        
pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido..., desengáñate:
      ¡así no te querrán